El tratamiento farmacológico no detiene el curso de la enfermedad de Parkinson por lo que una intervención no farmacológica es imprescindible para ralentizar los efectos y el avance de la enfermedad.
La Enfermedad de Parkinson es una enfermedad crónica neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso y especialmente al área motora. Es clasificada como trastorno del movimiento, pero también pueden aparecer déficits cognitivos.